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Bardenas Reales, Navarra

Bardenas Reales, Navarra

El Parque Natural de las Bardenas Reales, en Navarra

Las Bardenas reales, un lugar semidesértico lleno de formaciones que el agua y el viento han erosionado hasta crear formas caprichosas entre las que destacan los “barrancos”, las “mesetas” y los peculiares “cabezos”. Dar un paseo por aquí es viajar a la luna sin tener que salir de la Tierra. El Castildetierra es uno de sus iconos pero no te pierdas tampoco La Pisquerra en la Bardena Blanca ni el árido entorno del Barranco grande.

Situación geográfica

El Parque Natural y Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales se encuentra situado en el SE de Navarra, en el centro de la depresión del Valle del Ebro, con una superficie de 41.845 hectáreas. Sus ejes máximos son de 45 Km. en dirección Norte-Sur y de 24 Km. en dirección Este-Oeste. Limita con un total de trece municipios navarros (al Norte con Carcastillo, Santacara, Mélida y Caparroso; al Oeste con Villafranca, Cadreita, Valtierra y Arguedas; por el Sur con Tudela, Cabanillas, Fustiñana y Buñuel) y por el Este con la Comunidad Autónoma de Aragón. Sus altitudes oscilan entre los 280 y los 659 metros s.n.m.


El Medio Físico y Geología

1. Climatología

El Clima que caracteriza a esta zona es mediterráneo continental, predominando las precipitaciones escasas, irregulares, torrenciales y de carácter equinoccial (máximos en primavera y otoño). Esto, propicia una larga estación seca, con veranos cálidos e inviernos fríos. Estos contrastes, los fuertes vientos (sobre todo el cierzo) y la escasa vegetación, son los agentes modeladores de terreno por excelencia.

2. Geología

La Bardena está situada en la margen noroccidental de la Unidad Geológica de la Depresión del Ebro, formada exclusivamente por materiales del Terciario y el Cuaternario. A excepción de las capas de yesos (que se pueden observar sobre todo en Arguedas, en los Aguilares, la Estroza, la Bardenilla y en el Vedado de Eguaras), que pertenecen a la formación geológica de Lerín, el resto de las rocas se incluyen dentro de la formación Tudela.

Todos estos materiales son de origen continental y se depositaron, como veremos más adelante, en el centro de una cubeta flanqueada por la Cordillera Ibérica, los Pirineos y la Cordillera Costero-Catalana, desde el Mioceno inferior (más o menos 20 millones de años atrás) hasta el Mioceno superior (hace 10 millones de años), momento a partir del cual se abre la cuenca por los Catalánides, se desarrolla el río Ebro y comienza a predominar la erosión de los materiales hasta entonces sedimentados. Desde ese momento los cursos fluviales modelan paulatinamente el paisaje y depositan terrazas a los bordes de sus cursos.

2.1. Historia geológica

– TERCIARIO



La orogenia Alpina comenzó hace 80 millones de años y terminó hace aproximadamente 10. El choque entre las placas Ibérica y Europea provocó la formación del Pirineo, la Cordillera Ibérica y la Cordillera Costero-Catalana. El progresivo levantamiento de estas tres cordilleras llegó a aislar por completo la depresión intermedia que había quedado entre ellas (la futura cuenca del Ebro). A partir de este momento, hace unos 35 millones de años, la conexión con el mar quedó interrumpida y las masas de agua provenientes de los torrentes y riachuelos de las montañas no pudieron fluir hacia el mar Mediterráneo y quedaron estancadas en forma de lagos y pantanos.


Los materiales erosionados en las montañas eran arrastrados por esos cursos de agua hacia el centro de la cuenca, donde se iban acumulando de mayor a menor peso, conforme se reducía la velocidad del agua. Así, en las cabeceras de los ríos, donde la energía es más alta, se depositaban los cantos y piedras de gran tamaño. A medida que estos ríos iban perdiendo pendiente y fuerza, se iban decantando materiales cada vez más finos: gravas, arenas y arcillas, por ese orden. En las zonas centrales de la cuenca, con lagos casi permanentes, se depositaban los limos más finos, junto con el carbonato disuelto en el agua. En los períodos más cálidos, la evaporación era mucho más importante y precipitaban las sales. Con el tiempo y bajo su propio peso, los sedimentos se fueron consolidando y convirtiendo en roca: las gravas se convirtieron en conglomerados, la arena en arenisca, la arcilla en lutita, y los limos en calizas, y las sales en yesos.


En la tabla siguiente, se profundiza en los tipos de roca que podemos encontrar en Bardenas:


Conglomerado
(> 2mm)Se trata de una roca sedimentaria formada por la acumulación de fragmentos de roca (clastos) de tamaño grava cementados por carbonatos cálcicos. En las Bardenas este tipo de roca es cuaternaria. Este tipo de sedimentos está asociado a aguas con alta energía por lo que normalmente suelen encontrarse erosionando materiales más antiguos.

 

Arenisca
(2mm – 0,0625mm)Es una roca sedimentaria formada por la acumulación de clastos de tamaño arena. En las Bardenas tenemos areniscas acumuladas tanto en el Mioceno como en el Cuaternario. Estos materiales eran transportados por cursos de agua con menor energía que los anteriores.

 

Lutitas
(< 0,0039mm)Son rocas sedimentarias formadas por la acumulación de clastos de tamaño arcilla. Este tipo de rocas son indicativas de la presencia de flujos de agua de muy baja energía.

 
Margas
(< 0,0039mm)Rocas sedimentarias formadas por la mezcla de arcilla y carbonato cálcico (de un 36 a 60%). En las Bardenas se formaron en los lagos Miocenos.

 
Caliza
Roca sedimentaria formada mayoritariamente por carbonato cálcico proveniente de la precipitación del carbonato disuelto en el agua y por la acumulación de restos orgánicos de composición carbonatada como por ejemplo caparazones de ostrácodos, conchas de moluscos, tallos de charáceas (algas calcáreas). En las Bardenas este tipo de rocas se formó en los lagos Miocenos.

 
Evaporitas
Formadas por la precipitación de sales disueltas en el agua. Este tipo de roca se suele formar en condiciones áridas. En Bardenas este tipo de roca es propia del Terciario. También se pueden encontrar rellenando fracturas por las que han circulado aguas con estas sales disueltas.

A medida que el empuje de las placas tectónicas continuaba, las tres cordilleras siguieron elevándose y superponiéndose sobre los sedimentos acumulados en los bordes de la cuenca. Así, mientras las montañas seguían elevándose, la cuenca se hundía progresivamente por el peso de la gran cantidad de sedimentos depositados. En total, el relleno sedimentario acumulado en la cuenca entre 35 y 10 millones de años atrás tiene un espesor de hasta 4.500 metros. En las Bardenas Reales tienen una edad de entre 21 y 15 millones de años y un espesor de 700 metros.

A finales del Terciario, hace unos 9 o 10 millones de años, la erosión en la vertiente oriental de la Cordillera Costero-Catalana consiguió abrir la cuenca al Mediterráneo. Este cambio hizo que las aguas, que hasta entonces estaban acumuladas en forma de lagos, pudieran salir al mar, momento en el cual comenzó a configurarse la red de drenaje actual, río Ebro y principales afluentes incluidos. Este fue el paso de una larga etapa de acumulación de sedimentos a otra totalmente inversa, caracterizada por la erosión y el transporte de materiales hasta el Mediterráneo.

– CUATERNARIO

En el momento en que se abre la Cuenca del Ebro al Mar Mediterráneo, comienza una etapa de erosión generalizada que continúa hoy en día. Las variaciones climáticas hacen que haya momentos puntuales en los que se acumulan sedimentos a lo largo de los principales cursos fluviales. Tal es el caso del Río Aragón, que tras encajarse y erosionar el sustrato durante millones de años, se estabiliza temporalmente llegando a acumular una terraza hace 1,8 millones de años, aproximadamente. (1; ver gráfico siguiente).

Tras esta breve etapa de estabilización, el Aragón volvió a encajarse. Esta nueva fase erosiva destruyó la terraza anterior, y su desmantelamiento dio lugar a un depósito de ladera (glacis superior) hace unos 1,5 millones de años. (2; ver gráfico siguiente).

Sucesivas alternancias de fases erosivas y de estabilización desde hace 1,5 millones de años hasta 100.000 años atrás, provocaron la formación de otros glacis en posiciones topográficas cada vez más bajas (glacis inferiores). (3; ver gráfico siguiente).


La erosión siguió actuando, siendo más intensa en los frágiles sustratos arcillosos. Los niveles más resistentes (conglomerados, areniscas y calizas) protegen de la erosión a las arcillas infrayacentes, de manera que se forman los cabezos o planas como Castildetierra, Pisquerra, El Rallón, Balcón de Pilatos, El Fraile, La Negra… (4; ver grafico anterior).

Más o menos desde los 18.000 a los 5.000 años atrás, debido a lo blando del sustrato arcilloso, la Blanca llegó a configurarse como una zona deprimida donde se iban acumulando el agua de escorrentía y los sedimentos que ésta arrastraba. La colmatación de este medio lacustre dio lugar al fondo plano que se observa en gran parte de La Blanca. (5; ver grafico anterior).

En los últimos 5.000 años, la alternancia de unos períodos de encajamiento de barrancos y erosión con otros de estabilización, terminó de configurar el relieve que actualmente se observa en el conjunto de las Bardenas.

3. Edades de las rocas

Para calcular la edad de las rocas que se pueden observar en las Bardenas Reales de Navarra se han utilizado métodos de datación relativa y absoluta. Las dataciones relativas son aquellas que sirven para ordenar de más antigua a más moderna las diferentes rocas pero sin poder precisar en ningún caso la edad. Dentro de este tipo de datación, en Bardenas se han utilizado los fósiles y más concretamente los mamíferos, para situar en el tiempo los materiales terciarios.

Entre las dataciones absolutas, la más conocida es la que se obtiene midiendo la desintegración de los isótopos radiactivos (materiales cuaternarios y sobre todo en restos orgánicos). También gracias al paleomagnetismo se ha podido correlacionar las rocas sedimentarias de las Bardenas con rocas de origen volcánico que si están datadas de forma absoluta o cuya edad se conoce con precisión.

4. Restos Fósiles

Como se ha visto en apartados anteriores, el Valle del Ebro en general y el territorio de las Bardenas en particular, fueron durante millones de años una gran zona lacustre, cerrada por cadenas montañosas. Estas áreas encharcadas estaban rodeadas por bosques, los cuales ocupaban una mayor o menor superficie alrededor de las masas de agua en función de los cambios climáticos.

En este ambiente, proliferaban los organismos acuáticos y ripícolas. Entre los fósiles hallados en Bardenas, podemos destacar los restos fósiles de castores, antracotéridos (rumiantes extinguidos similares al hipopótamo), cocodrilos, peces, anfibios, flamencos y tortugas. De éstas últimas, se han encontrado cuatro especies fósiles, dos de ellas nuevas para la ciencia (Chelydropsis apellanizi y Ptychogaster (Temnoclemmys) bardenensis).

La mayoría de estos restos de organismos se depositaron en el mismo medio en el que vivían, pero también se han encontrado otros que fueron transportados por las corrientes hasta la zona central de los humedales: restos de erizos, musarañas, murciélagos, tres especies de lirones, eomíidos (roedores extinguidos), hámsters, ardillas, conejos, pequeños rumiantes, suidos (de la familia de los cerdos y jabalíes) y rinocerontes.

Alrededor de las masas centrales de agua pastarían los grandes vertebrados, como los mastodontes (de la familia de los elefantes), de lo que dan fe los restos fósiles encontrados en la cercana localidad de Monteagudo

Muestra de fósiles encontrados en Bardenas: 1-2 dientes de castor (Palaeomys castorinus); 3 -4 molares superiores de lirón (Pseudodryomys ibericus); 5 canino inferior de rinoceronte (Rhinocerotidae indet); 6 placas de tortuga (Chelydropsis apellanizi); 7 jiráfido (Teruelia sp.); 8 cérvido (¿Procervulus sp.); 9 y 10 tibia de ave; 11 y 12 de tortuga (Ptychogaster Tenmoclemmys bardenensis); 13 mandíbula, 14 molar y 15 osteodermo de cocodrilo(Diplocynodon sp.). Barras de escala= 1 cm.


Además de estos restos hallados en Bardenas y sus alrededores, el Parque Natural cuenta con el nido fósil más antiguo del mundo. Fue hallado en la primavera de 2003 por un vecino de Fontellas (Navarra), Julio Salillas, mientras trabajaba con una retroexcavadora reparando los daños provocados por el desbordamiento del río Ebro.

Aunque ya se conocía la existencia de huevos enteros o trozos de cáscaras fosilizadas de huevos de aves, cocodrilos y tortugas, la importancia del hallazgo estriba en que no se trata de pequeños fragmentos de cáscaras o incluso huevos aislados, sino de una importante acumulación de cáscaras pertenecientes a varios huevos, incluyendo uno que se ha preservado casi completo. Los restos y tipo de carbón asociado a esta acumulación, así como su forma, permiten deducir que se trata de un nido completo fosilizado.

Además de las características de las cáscaras, el estudio de la roca en la que se engloba el nido y la presencia de fragmentos óseos, permiten determinar que se trata un nido de una especie antecesora de los actuales flamencos o somormujos, que habitaba una zona pantanosa poco profunda situada en lo que hoy son las Bardenas, cuando el clima era más cálido que el actual.

Los estudios realizados sitúan el nido al comienzo del periodo denominado Mioceno, hace unos dieciocho millones de años, cálculo que lo convierte en el nido fósil más antiguo descrito hasta la fecha. Aunque en el registro paleontológico se conocen huevos de dinosaurios y otros reptiles más antiguos, éstos no se consideran nidos al no incluir una estructura construida para depositar los huevos.

Nido fósil. (a) Bloque de piedra caliza donde se encuentra el nido y los huevos fosilizados. (b) Detalle de la Agrupación de huevos. (c) Detalle de material vegetal que formaría el material del nido. (d) Detalle de huevo aislado casi completo.

5. Geomorfología

El particular y característico paisaje de la Bardena es consecuencia fundamental del material geológico que compone sus suelos y del clima que actúa sobre ellos.

La alternancia de litologías de distinta dureza (calizas, areniscas o conglomerados) en la que predominan claramente los materiales blandos (margas, arcillas, limos y yesos) y su disposición casi horizontal, han permitido actuar a la erosión rápida e intensamente. El resultado es una gran depresión, La Blanca, enmarcada por un conjunto de relieves tabulares, que son El Plano por el Norte y una serie de planas escalonadas por el Sur, cuyo mayor exponente es la Plana de la Negra.

De igual manera, en La Blanca podemos encontrar otras alineaciones tabulares que forman mesetas superpuestas, sobre las que se instalan diferentes cerros testigo, como es el caso de El Rallón, Las Cortinas o Los Tres Hermanos. Estas mesetas y cerros testigo están condicionados también por la distribución discontinua de las areniscas a diferentes niveles, intercaladas entre paquetes de arcillas y limos de mayor espesor. Esta disposición potencia la erosión diferencial del terreno, que da lugar, en algunos puntos, a montículos de arcilla preservados de la erosión por la presencia en su parte alta de algún nivel de mayor dureza (arenisca, caliza o conglomerados).

Estas mesetas suelen presentar cierta inclinación, dependiendo de la dirección y buzamiento de los materiales. El ejemplo más extremo y espectacular de este fenómeno es el cabezo de Castildetierra.

En la parte norte de La Blanca, el relieve tabular es producido por terrazas y glacis colgados (sasos) que recubren los materiales terciarios.

Tanto las calizas y las areniscas como las gravas, presentan cierta permeabilidad, a diferencia de las arcillas, que son prácticamente impermeables; esto hace que el agua de lluvia que se infiltra en las calizas, areniscas y gravas, salga por el contacto con las arcillas, produciendo una erosión mecánica de éstas y, en consecuencia, un socavamiento de la mesa, que va retrocediendo a causa de los sucesivos desplomes de las calizas y areniscas que ya cayeron. Por esto, las laderas de las mesas suelen estar tapizadas de bloques de calizas y areniscas. Este tipo de relieve, con mesas rodeadas de laderas con fuertes pendientes y a veces superpuestas, la facilidad con que se erosionan las arcillas, la escasa vegetación y el régimen torrencial de lluvias, ha dado lugar a la implantación de una red fluvial fuertemente marcada en el territorio, con espectaculares barrancos de extensión y densidad notables.

Estos barrancos, con bordes escarpados en muchos casos, son muy dinámicos y están en constante evolución, llegando a avanzar anualmente varios metros y crear continuamente nuevas ramificaciones. Los mejores ejemplos de barrancos se encuentran en la Blanca, como el Barranco Grande, el de Cortinas, Andarraguía, etc.

La erosión, principal agente diseñador de este paisaje, ha actuado de forma e intensidad distintas en las tres zonas diferenciadas desde el punto de vista geomorfológico:

  • El Plano: gran meseta horizontal situada en la parte norte y oeste de la Bardena, que sobrepasa la cota de 500 m.s.n.m. Se encuentra protegida por un duro horizonte petrocálcico, y por ello la erosión es poco importante.

  • La Negra; localizada en la parte sur, está formada por un conjunto de relieves tabulares también horizontales y por lo tanto con baja erosión, aunque entre las diferentes planas llega a presentar lugares con erosión más intensa, debido a la discontinuidad de los estratos duros de caliza ó arenisca. Su parte más elevada sobrepasa los 650 m.s.n.m.

  • La Blanca; así se denomina a la depresión limitada por las dos zonas anteriores y que está situada en la parte central de la Bardena. Es la zona más erosionada, debido a la escasez de estratos duros capaces de proteger a las arcillas y en la que llegan a formarse auténticos «bad-lands«. Gran parte de ella se encuentra en el entorno de los 300 m.s.n.m.

Fauna

1. Relevancia de la Conservación del Parque Natural y la Reserva de la Biosfera de Bardenas Reales de Navarra.

La acción antrópica en la naturaleza ha sido tan significativa que es difícil encontrar algún lugar en el mundo donde la presencia del hombre no se haya hecho notar (Soler, 1992). Por eso, al hablar de Espacios Naturales nos referimos tanto a los que se han conservado a través del tiempo sin sufrir otras modificaciones que las derivadas de los procesos naturales, espacios prácticamente inexistentes en áreas como la mediterránea o la europea en las que la acción del hombre es siempre evidente, como aquellos que deberían llamarse en puridad “seminaturales” que, aunque más o menos profundamente modificados por el hombre, conservan esencialmente la estructura y las especies primitivas (Ortuño, 1982), aunque esto tampoco debe significar que haya que considerar toda la biosfera como un espacio natural.

La comunidad faunística de Bardenas está muy ligada a los tipos de vegetación (tanto natural como antrópica) y a los diferentes hábitats presentes, de manera que en cada uno de ellos se hallan especies características de las estepas ibéricas, que indican el alto valor ecológico del Parque Natural.

En cuanto al Catálogo de Especies amenazadas de Navarra, en Bardenas están presentes 5 especies en peligro de extinción, 2 especies sensibles a la alteración de su hábitat, 10 en la categoría de vulnerables, 8 tienen interés especial y 13 tienen interés especial, pero se consideran insuficientemente conocidas.

En el Libro Rojo de los Vertebrados de España, se recogen al menos 63 taxones (especies), calificadas como de Interés Especial en Bardenas. Si nos trasladamos al ámbito europeo, la Directiva Hábitats (92/43/CEE) considera que, 4 son especies que pueden ser objeto de medidas de gestión, 5 de nuestras especies deben ser objeto de medidas de conservación de su hábitat, mientras que 17 más están estrictamente protegidas (lo que conlleva conservar su hábitat igualmente). En aplicación de la Directiva Aves (79/409/CEE), únicamente con las rapaces y aves esteparias ya suman 27 especies que deben ser objeto de medias de conservación del hábitat.

A nivel mundial, existe al menos un endemismo (Xeroplexa blancae).

2. Grupos de Animales

2.1. Invertebrados

Podemos encontrar diferentes especies de invertebrados en Bardenas. Entre los más conocidos, destacarían los caracoles, los cangrejos, los insectos y algunos arácnidos. Constituyen la base sobre la que se asientan numerosos eslabones de la cadena alimenticia. En las zonas esteparias forman una comunidad muy bien adaptada, gracias a su especial habilidad para soportar condiciones extremas.

  • Caracoles: Aunque existen doce especies, tres de ellas sobresalen por su importancia antrópica: el caracol blanco (Iberus gualtieranus alonensis), la parda (Otala punctata) y en menor medida la papatierra (Sphincterochila candidissima), además de Xeroplexa blancae por haber sido descrita por primera vez en Bardenas, en 1.984 por Mariano Larraz.

  • Cangrejos: Representados por cangrejo rojo (Procambarus clarkii) y cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus), ambas especies introducidas.

  • Insectos: Aunque se trata de uno de los grupos menos estudiados, podemos encontrar representantes de todos órdenes. Desde libélulas, tijeretas y mantis, hasta saltamontes narigudos (Truxalis nasuta) y escarabajos como el julodis (Julodis onopurdi), el blaps, el asnillo (Staphytínus oiens), la chrysolina, la cicindela y la aceitera (Meloe sp.). Igualmente, existen diferentes especies de mariposas, algunas cuya oruga puede resultar altamente vistosa como es el caso de la esfinge de la euforbia (Hyles euphorbiae), considerada una especie rara.

  • Arácnidos: Como la araña lobo o Lycosa tarantula o los escorpiones (Buthus occitanus).

2.2. Vertebrados

Están representadas las cinco Clases existentes.

  • Peces: Aunque sólo podemos encontrarlos en las balsas y embalses de carácter permanente y en algunos cursos de barrancos, en Bardenas las especies autóctonas son el barbo (Barbus graellsii), la madrilla (Parachondrostoma miegii), el pez fraile o blenio de río (Salaria fluviatilis) y la anguila (Anguilla anguilla). Se ha detectado la presencia de Gobios (Gobio lozanoi) en algunas balsas, y aunque no existen datos fiables es posible también la presencia de chipa o piscardo (Phoxinus biguerri).

  • Anfibios: También están ligados a los puntos de agua. Las especies más abundantes son la rana común (Pelophylax perezi) y el sapo corredor (Bufo calamita), siendo la más importante de todas el sapo de espuelas (Pelobates cultripes). Además, podemos encontrar sapillo moteado (Pelodytes punctatus), sapo común (Bufo spinosus) y tritón jaspeado (Triturus marmoratus), aunque ya es muy raro en la Bardena. Antiguos estudios citaban también tritón palmeado (Triturus helveticus) y sapillo pintojo común (Discoglossus galganoi), pero dichas especies no fueron localizadas en el último inventario realizado en 2012, ya sea porque son especies que han podido desaparecer, o porque sus poblaciones son de difícil detección debido al escaso número de individuos.

  • Reptiles: Los diversos estudios realizados en la zona, permiten confirmar la presencia del lagarto ocelado (Timon lepidus); lagartija parda (Podarcis liolepis); lagartija colilarga (Psammodromus algirus); lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus); culebra de escalera (Rhinechis scalaris); culebra lisa meridional (Coronella girondica); culebra bastarda (Malpolon monspessulanus); culebra viperina (Natrix maura) y víbora hocicuda (Vipera latasti) entre otros, aunque ésta última es muy rara en la Bardena. Además, a pesar de la aridez bardenera característica, los últimos estudios realizados han localizado la que podría ser la mejor población de galápago europeo (Emys orbicularis) de Navarra. Su importancia reside en que esta especie es el reptil con mayor categoría de amenaza en la Comunidad Foral al estar catalogada como “Sensible a la alteración de su hábitat” en el Catálogo de especies amenazadas de Navarra.

  • Mamíferos: El total de 32 especies de mamíferos presentes en la Bardena se corresponde con: Micromamíferos – Son 8 especies entre las que encontramos musarañita (Suncus etruscus); musaraña común (Crocidura russula); lirón careto (Eliomys quercinus); ratón de campo (Apodemus sylvaticus); rata negra (Rattus rattus); ratón moruno (Mus spretus); rata de agua (Arvicola sapidus) y topillo común (Microtus duodecimcostatus). Murciélagos – Son 10 las especies representadas en Bardenas. El murciélago común (Pipistrellus pipistrellus); murciélago de borde claro (Pipistrellus kuhlii); murciélago de Cabrera (Pipistrellus pygmaeus);murciélago orejudo gris u orejudo meridional (Plecotus austriacus); murciélago montañero o de montaña (Hyspugo savii); murciélago ratonero grande (Myotis myotis); murciélago de Natterer (Myotis escalerai, antes Myotis nattereri); murciélago hortelano (Eptesicus serotinus); murciélago grande de herradura (Rhinolophus ferrumequinum); y murciélago rabudo (Tadarida teniotis). Macromamíferos – Son las 14 especies restantes. Encontramos erizo europeo occidental (Erinaceus europaeus), comadreja (Mustela nivalis), turón (Mustela putorius), garduña (Martes foina), tejón (Meles meles), zorro (Vulpes vulpes); gato montés (Felis silvestris), gineta (Genetta genetta), nutria (Lutra lutra), visón europeo (Mustela lutreola), conejo (Oryctolagus cuniculus), liebre ibérica (Lepus granatensis), jabalí (Sus scrofa) y corzo (Capreolus capreolus).Una mención especial merece el conejo, pieza fundamental del ecosistema bardenero, que ha sido tradicionalmente la especie cinegética por excelencia. Sin embargo, su población pasó por una delicada situación en los años cincuenta, tras la llegada de la mixomatosis a España. Tardó más de un decenio en recuperarse y de nuevo a finales de los ochenta otro virus, el causante de la enfermedad hemorrágica, volvió a poner a su población en jaque. Quince años después, en algunas localidades cercanas el conejo experimentó recuperaciones espectaculares, pero no ocurrió así en Bardenas, a pesar de los importantes esfuerzos que han realizado.

  • Aves: Superando el centenar de especies, los grupos más sobresalientes son los constituidos por las aves rapaces y las esteparias. Rapaces – En función del uso del hábitat y de los lugares de nidificación, se pueden distinguir tres grandes grupos: rapaces forestales (con diez especies); rapaces rupícolas (con ocho especies); rapaces esteparias (seis especies). Entre las más características se distinguen el alimoche (Neophron percnopterus), el buitre leonado (Gyps fulvus) y el búho real (Bubo bubo). Esteparias – Entre ellas, encontramos a la avutarda (Otis tarda), el sisón (Tetrax tetrax), el alcararaván (Burhinus oedicnemus), la ganga (Pterocles alchata), la ortega (Pterocles orientalis), la alondra de Dupont (Chersophilus duponti), diferentes especies de terreras (Callandrella sp.), cogujadas (Gallerida sp.) y collalbas (Oenanthe sp.) entre otras.


Vegetación y Flora

1. Introducción

El interés botánico de la flora y vegetación bardenera está relacionado con la singularidad climática de la Depresión del Ebro, caracterizada por una aridez que ha permitido el mantenimiento de comunidades y especies de carácter estepario. Por este motivo, las Bardenas Reales, son consideradas como uno de los ejemplos paradigmáticos de las estepas ibéricas, junto a Monegros.

La vegetación más interesante a este respecto está formada por ontinares y sisallares, espartales, romerales sobre yesos y algunas de las comunidades que integran los saladares. El resto de las comunidades, de carácter mediterráneo, también presentan interés dentro de un contexto europeo.

El interés de la conservación de la flora y vegetación de Bardenas puede contemplarse en la actualidad bajo una perspectiva europea, dado que en el proceso de aplicación de la Directiva 92/43 CEE de Hábitats, se realizó un Inventario Nacional de Hábitats (Ministerio de Medio Ambiente) con cartografía de los hábitats de interés y prioritarios presentes en España (Anexo I de la Directiva) y con valoración de su naturalidad.

De acuerdo con la Directiva Hábitats, son hábitats de interés comunitario aquellos que «se encuentran amenazados de desaparición en su área de distribución natural, o presentan un área de distribución natural reducida a causa de su regresión o a su área intrínsecamente restringida, o constituyen ejemplos representativos de características típicas de una o de varias de las cinco regiones biogeográficas siguientes: alpina, atlántica, continental, macaronesia y mediterránea» y los prioritarios aquellos «hábitats naturales amenazados de desaparición cuya conservación supone una especial responsabilidad, habida cuenta de la importancia de la proporción de su área de distribución natural incluida en el territorio en que se aplica la citada Directiva«.

Once son los hábitats de interés comunitario presentes en Bardenas, de los que tres son además prioritarios. Los hábitats prioritarios son algunos de los tipos de vegetación halófila, asociada a suelos salinos (comunidades de Limonium spp. y de anuales halonitrófilas), los lastonares y pastos terofíticos (dominados por vegetación anual) y algunos de los sabinares. De estos hábitats destaca por la superficie que ocupan la vegetación halófila, que representa el 94% de la superficie de este hábitat cartografiada en Navarra. Los lastonares también representan una proporción significativa, con el 20%.

Entre los hábitats de interés no prioritarios, en Bardenas se concentra más del 50% de ellos en el caso de los ontinares y sisallares (71,2%), matorrales de sosa (68,7%) y tamarizales (53,4%). Otro tipo de comunidad bien representada son las comunidades de Salicornia patula, con un 35,5% de la superficie de este hábitat en Navarra.

Si bien estos son los hábitats de interés de acuerdo con la Directiva de Hábitats, las restantes comunidades de Bardenas también presentan interés desde una perspectiva regional. Los pinares, coscojares, sabinares y jarales tienen relevancia por su carácter de formaciones maduras con capacidad formadora y protectora del suelo, precisamente en una zona de Navarra donde los matorrales altos y los bosques son muy escasos (Ministerio de Agricultura, 1.994). Por otra parte, los jarales de Cistus laurifolius sólo se encuentran en la localidad bardenera dentro de Navarra.

La vegetación de charcas y balsas es interesante dada su escasez en Bardenas y además por albergar en algún caso taxones amenazados.

A través del Decreto Foral 94/1997, de 7 de abril, se crea el Catálogo de la Flora Amenazada de Navarra y se adoptan medidas para la conservación de la flora silvestre catalogada. En este Catálogo se utilizan las categorías de amenaza de la Ley 4/1989, de 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Fauna y Flora Silvestres, salvo la de «interés especial» que se pospone para su aplicación posterior.

En Bardena se encuentran tres especies catalogadas como «vulnerables». Se trata de los siguientes taxones:

1.-Baldellia ranunculoides (L.) Parl. (alisma menor, junquera, llantén de agua). 2.- Senecio auricula Bourgeau ex Cosson. 3.- Ziziphora aragonensis Pau.

Como candidatas a su catalogación como de «interés especial» pueden mencionarse:

+ Cistus laurifolius L. (Jara o estepa de montaña). + Ephedra fragilis Desf. (Efedra). + Juniperus thurifera L. (Sabina albar). + Rochelia disperma (L. fil.) C. Koch. + Salsola soda L. (Barrilla. Barrilla común. Barrilla de Sevilla. Peralejo. Salicor. Salicor de la Mancha. Soda. Sosa álcali. Sosa común).

2. Vegetación

La posición de Bardenas en la unidad geomorfológica del Valle del Ebro, muy próxima a la zona más árida, condiciona irremediablemente la flora y vegetación existentes.

La vegetación natural de Bardenas es de carácter estepario y mediterráneo. La vegetación actual está formada por la vegetación natural (pastos, matorrales…) y la de origen antrópico (cultivos, repoblaciones…).

Además, en torno a las charcas de agua dulce se encuentra un complejo de comunidades de carácter permanente, que se distribuyen en función del gradiente de humedad.

Dejando atrás las leyendas urbanas que cuentan la existencia de grandes bosques bardeneros hace pocos siglos, la vegetación potencial en Bardenas, es decir, el máximo ecológico que se podría alcanzar si cesara la influencia del ser humano, no es siempre un bosque. Las condiciones del suelo y del clima hacen que en buena parte del territorio bardenero el máximo esperable sea un matorral alto u otras comunidades parecidas. Esto es lo que se conoce como vegetación potencial, aquella que existiría si el hombre dejase de influir y modificar continuamente el ecosistema.

La extensión, distribución y dinámica de la vegetación natural está fuertemente condicionada, además de por los factores abióticos del medio (suelos, geomorfología, clima…) por la presión antrópica. Actualmente, la presión ganadera y las actividades agrícolas pueden presentarse como los factores de presión humana más visibles, pero no podemos olvidar que incendios sucesivos a lo largo de los siglos, la tala y extracción de leña, la producción de carbón, la recogida de esparto para la elaboración de pasta de papel y otros usos ya desaparecidos han tenido consecuencias sobre la vegetación muy importantes que el presente ha heredado del pasado.

En el caso concreto de Bardenas Reales, la vegetación potencial que correspondería para las llanuras superiores de La Plana de la Negra y el Plano sería un bosque de encinas y quejigos que, en las zonas más secas, pendientes y abarrancamientos se mezclaría con pino carrasco. En los sitios con más pendiente nunca llegaría a formarse un encinar y el máximo esperable sería un pinar de carrasco con coscoja.

La Blanca, zona más llana, deprimida y semiárida, presentaría como vegetación potencial un matorral dominado por coscoja y escambrón.

Se ha hablado mucho sobre la existencia en el pasado de una masa forestal muy importante y uniforme. Hoy sabemos, en base a los datos de clima, geología, edafología y vegetación potencial, que en los últimos milenios existía en la Bardena un mosaico de zonas arboladas y desarboladas y que, en determinados ambientes, como en los suelos fuertemente salinos, difícilmente pudo desarrollarse el árbol, ya fuera pino o carrasca, aunque quizás si pudieran encontrarse pies de tamariz.

En la Edad Media ya se encontraban deforestados gran parte de los parajes bardeneros actuales, debido a la incidencia de los usos tradicionales ancestrales. Las áreas con más vegetación entonces serían bosquetes más o menos abiertos de pinos, sabinas y carrascas, además de los saladares con manchas de vegetación halófila. A finales del siglo XIX la gran roturación supuso la desaparición de la mayoría de esas zonas. No obstante, la relativa lentitud del proceso, habida cuenta de que la agricultura no estaba mecanizada, la forma de explotación poco extensiva y la existencia de importantes linderos entre fincas, mantendrían una alta diversidad faunística y botánica.

A partir de los años sesenta se intensifica la mecanización del campo, surgen abonos inorgánicos y plaguicidas y más superficies en regadío. Esto supone una nueva transformación del paisaje estepario, cuyas consecuencias son el aumento de superficies cultivadas, mayor deforestación y disminución de la diversidad

Hoy por hoy, las comunidades que componen el paisaje vegetal bardenero se agrupan en cinco grandes tipos atendiendo a su fisonomía, bosques, matorrales, pastizales, otras comunidades vegetales y paisaje agrario.

A continuación, se presenta un resumen de estas formaciones, incluyendo algunas de las especies más características de las mismas.

2.1. Bosques

Pinares de pino carrasco

Los únicos bosques que existen en Bardenas son los pinares localizados en las laderas de La Negra. Son bosques abiertos en los que domina el pino carrasco (Pinus halepensis), al que acompañan especies como la sabina negral, coscoja, lentisco o escambrón.

Carrascales

Del bosque de carrascas (Quercus ilex), sólo queda el testimonio de las carrascas aisladas del Plano y la Plana de la Negra y algún pequeño bosquete en las proximidades de esta última. En la Negra existen además algunos ejemplares de quejigo (Quercus faginea) en las umbrías más frescas, que forman parte de este bosque.

Tamarizales

Existen algunos bosquetes de tamariz (Tamarix canariensis) a lo largo de los barrancos que recorren las Bardenas y en las zonas llanas con tendencia al encharcamiento, aunque lo más habitual es que formen manchas discontinuas o que se presenten arbolillos aislados en mosaico con matorrales halófilos.

2.2. Matorrales

Los matorrales son las formaciones vegetales más abundantes en Bardenas. Son la respuesta de la vegetación a la presión ganadera secular y se alternan con las zonas de pastos.

Coscojares, sabinares, lentiscares

Se localizan en laderas de las planas de La Negra y caídas del Plano y son matorrales altos en los que las especies principales son la coscoja, la sabina o el lentisco.

Jarales

La especie Cistus laurifolius se encuentra en las laderas que miran al Norte de la Plana de Sancho Abarca junto a carrascas, coscojas, pinos. También podemos encontrar otras especies de jaras formando parte de romerales, en claros de Coscojares y pinares y en laderas sin cultivar (C. albidus).

Romerales, tomillares y salviares

Son los típicos matorrales mediterráneos, de corta talla, que requieren mucha luz para su desarrollo, son basófilos (soportan valores de pH altos) y viven en suelos con frecuencia someros y erosionados. En ellos predominan matas como el romero (Rosmarinus officinalis), tomillo (Thymus vulgaris), o aliaga (Genista scorpius). Forman mosaico con lastonares de Brachypodium retusum, especie que es frecuente en estos matorrales. En la Bardena Blanca ocupan todas las pequeñas lomas.

Romerales y tomillares sobre yesos

Estas formaciones se encuentran sobre todo en las zonas de Espartosa siendo también frecuentes en la Bardenilla y en la Estroza. Son matorrales similares a los anteriores, compartiendo buena parte de su flora.

Ontinares y sisallares

Los ontinares y sisallares, junto a los espartales y la vegetación halófila, son la mejor representación de la vegetación esteparia. Son matorrales abiertos en los que suelen dominar la ontina (Artemisia herba-alba) y el sisallo (Salsola vermiculata), a las que acompañan especies de los romerales, numerosas especies anuales y nitrófilas y ruderales. En Bardenas son frecuentes en la Blanca y en general junto a cañadas y cercanías de corrales. Otras comunidades relacionadas son las dominadas por la sosa (Atriplex halimus) localizadas en suelos salinos con cierta humedad.

2.3. Pastizales

Lastonares

Son pastos formados por gramíneas vivaces que están dominados por el lastón (Brachypodium retusum) y forman tupidos pastizales en las laderas orientadas al norte de los cabezos, aunque aparecen ocupando superficies más o menos amplias en todos los cerros y lomas, en suelos más o menos pedregosos.

Espartales

Los espartales son pastos duros dominados por el esparto (Lygeum spartum), situados normalmente en áreas de acúmulo de materiales limo-arcillosos. Ocupan la extensa depresión erosiva de la Bardena Blanca y los rebordes de la misma.

2.4. Otras Comunidades

Saladares

Estas comunidades vegetales se distribuyen en el espacio en función de los gradientes de salinidad y humedad, dependientes de la oscilación anual del nivel freático. Ocupan grandes extensiones en los barrancos y depresiones de la Blanca, aunque pueden encontrarse en todos los terrenos deprimidos donde se acumulan sales.

Los tamarizales son la formación más importante por su porte arbóreo. Otra formación, muy extendida, son los matorrales de sosa (Suaeda braun-blanquetii). Los espartales halófilos y los matorrales de sosa (Atriplex halimus), también se integran en el complejo de la vegetación halófila junto a otras formaciones vegetales como juncales, comunidades de anuales suculentas (Salicornia ramossisima) y de plantas arrosetadas del género Limonium.

Vegetación de charcas

En las balsas, balsetes y charcas se instalan diversos tipos de vegetación acuática que se disponen en cinturones concéntricos en función del gradiente de humedad (carrizo, juncos, etc.). Estas comunidades tienen una buena representación en la balsa de Cortinas.

Vegetación nitrófila

Ligadas a la actividad agrícola y ganadera, existen numerosos tipos de herbazales nitrófilos. Entre ellos, merecen destacarse las comunidades de grandes cardos (Onopordum nervosum, O. acanthium y O. corymbosum) características de ambientes esteparios semiáridos y continentales.

2.5. Paisaje Agrario

El paisaje actual de Bardenas, está formado por un mosaico de cultivos de cereal en secano, con sus diferentes fases de sembrado, rastrojo y barbecho, separados por retazos de vegetación natural. Todo ello permite la existencia de altos valores de diversidad biológica. La superficie total cultivada en Bardenas (2012) es de 21.019 Ha, lo que supone un 50,28% de la superficie total.

Cultivo de secano. Cereal en régimen de año y vez

Suponen un 46,63% de la superficie agrícola total. El cultivo mayoritario es la cebada y puede observarse en casi la totalidad de la superficie del Parque Natural. El régimen de año y vez supone que el paisaje agrario presente una mezcla de campos sembrados, otros en rastrojo y los restantes en barbecho, que se van sucediendo a lo largo del año.

Otros cultivos de secano

Supone un 0,22% del total, siendo las más representativas las plantaciones de almendro de la Plana de la Negra.

Cultivos en regadío

El 3,44% está ocupado por cultivos de regadío entre los que destacan los cereales (sobre todo maíz), siendo el resto hortalizas. El regadío en la Bardena se localiza sobre todo en la zona de Landazuría, Barranco de Agua Salada, Espartosa y Bardenilla.

3. Flora

La flora de Bardenas se compone por un número de taxones que debe aproximarse al millar, correspondiéndose estos con un fondo florístico marcadamente mediterráneo. Algunas de las especies son de distribución amplia, como el lastón (Brachypodium retusum), romero (Rosmarinus officinalis), sillerilla (Fumana ericoides), tomillo (Thymus vulgaris) o gamoncillo (Asphodelus fistulosus) entre otras.

Entre los elementos florísticos se encuentran también especies esteparias de área amplia, como el esparto (Lygeum spartum), sisallo (Salsola vermiculata), ontina (Artemisia herba-alba), Stipa spp., Astragalus hamosus o voladera (Salsola kali).

Fuera de la zona esteparia, en áreas mediterráneas de mayor altitud, se han localizado especies como la escorzonera (Scorzonera hispanica), diferentes especies de euforbia (Euphorbia spp.), Thalictrum tuberosum, Arctostaphylus uva-ursi, o garbancera (Ononis fruticosa).

La flora endémica ibérica está tambien representada en Bardenas: en los yesos se encuentran el asnallo (Ononis tridentata), Lepidium subulatum, Herniaria fruticosa; entre las nitrófilas el gran cardo Onopordum nervosum; y en los romerales Centaurea linifolia. También existen especies ibero-magrebíes como Serratula flavescens o la jara de escamillas (Helianthemum squamatum).

Algunas de las especies de flora más destacadas, forman parte a su vez, de hábitats de interés comunitario recogidos en la Directiva 92/43 CEE de Hábitats. Es el caso de algunos tipos de vegetación halófila (Comunidades de Limonium spp.), lastonares y algunos de los sabinares. Entre los hábitats no prioritarios pueden subrayarse las comunidades de Salicornia patula.

Además, en Bardenas se encuentran tres especies catalogadas como «vulnerables» en el Catálogo de Flora Amenazada de Navarra. Se trata de:

1.-Baldellia ranunculoides (Llantén de agua): localizada en charcas de La Blanca. 2.- Senecio auricula: en suelos arcillosos y salinos, en claros de matorrales, espartales y tamarizales. 3.- Ziziphora aragonensis (Poleo): su única localidad conocida se encuentra en un cerro margoso del Vedado de Eguaras, aunque merece ser citada porque es muy probable que también existan localizaciones en territorio bardenero.

De interés especial serían así mismo los taxones siguientes:

  • Cistus laurifolius: una de las dos localidades donde se cita esta especie en Navarra es en Bardenas.

  • Ephedra fragilis: con escasas localidades dispersas por la Ribera.

  • Juniperus thurifera: con varios ejemplares conocidos en Bardenas y citada también en el Vedado de Eguaras.

  • Rochelia disperma: sólo citada en Navarra en claros de lastonar de Sancho Abarca.

  • Salsola soda: conocida de comunidades halonitrófilas; única cita para Navarra.


Historia

No puede conocerse completamente la historia de la Comunidad de Bardenas sin conocer algo de la historia de las propias Bardenas Reales. Así pues, se hace necesaria una visión del camino seguido por este territorio a lo largo de los años.



El territorio que comprende las Bardenas, en un principio (Edad de Bronce y Hierro), contaba con asentamientos humanos tal y como lo confirman los abundantes yacimientos arqueológicos que se han encontrado. Tal vez, el clima y las mejores condiciones para el desarrollo de estos poblados en las proximidades de los ríos, hicieron de él un territorio despoblado en el que ninguno de los asentamientos humanos llegaron a consolidarse hasta nuestros días. Pero es evidente que como tal territorio existía, aunque en la actualidad únicamente tengamos por documentación el importante estudio arqueológico que se está elaborando sobre las Bardenas.


Lo que cabe destacar de este territorio es que perteneció al imperio romano y con posterioridad estuvo sujeto a la invasión de los pueblos bárbaros, que pusieron fin a la invasión romana. Ya con la ocupación de los árabes, la Bardena, sin duda, fue un límite o frontera de éstos hacia el Norte. Pero lo que sin duda configuró y determinó a las Bardenas como Reales, sería el hecho bélico de la Reconquista. Con la formación en el siglo IX-X del Reino de Navarra, poco a poco y desde el Norte, se efectuó una paulatina presión sobre el Valle del Ebro; por un lado para defender al territorio propio y, más tarde, para llevar a cabo la operación de reconquista. Las Bardenas supondrán una zona de frontera entre Navarra y los árabes. Evidentemente, al estar situada la Monarquía Navarra en el Norte, el primer apoyo que reciben los monarcas navarros será el de los hombres del Norte, los montañeses, en especial de los Valles del Roncal y Salazar, de ahí que serán a estos a quienes se les concedan derechos de uso sobre las Bardenas Reales.

Así, la concesión de privilegios se inicia con la prestada por el Rey al Valle del Roncal hacia el año 882, como contraprestación por la colaboración en la lucha contra los musulmanes. Por lo tanto, podemos comprobar cómo para esa fecha ya existían las Bardenas como unidad geográfica determinada, ya que el hecho de que los monarcas concediesen derechos de disfrute sobre este territorio, deja claro que existía como tal. Igualmente, se puede comprobar cómo en los mapas y gráficos de la época este territorio estaba perfectamente identificado, figurando como patrimonio del Rey mediante derecho de conquista.

Al Valle del Roncal le seguirán otros pueblos y comunidades, bien como pago a la ayuda prestada, bien como fórmula para consolidar los pueblos conquistados o repoblación de la zona sur del nuevo Reino de Navarra. Los derechos de los pueblos congozantes en esta primera época eran distintos; así unos tenían derecho a pastar solamente y otros tenían también los de roturar y hacer leña. El primer documento sobre estos derechos es el concedido por el Rey D. Sancho García en Enero del año 882 al Valle del Roncal, reconociéndoles el derecho de herbajear y hacer corrales y cabañas. Podemos resumir esta disparidad de títulos originarios en cuanto a su concesión real, en cuatro motivos principalmente:

A).- Atraer habitantes a los pueblos conquistados a los moros: ARGUEDAS: D. Sancho y D. Ramiro / 1.092 / Fuero de Arguedas TUDELA: Alfonso El Batallador / 1.117 / Fuero de Sobrarbe VALTIERRA: Alfonso El Batallador / 1.117 / Fuero de Sobrarbe CADREITA: Alfonso El Batallador / 1.117 / Fuero de Sobrarbe

B).- Remuneración de servicios prestados: VALLE DE RONCAL: Sancho García / 882 CAPARROSO: Dª Leonor / 1.472 VALLE DE SALAZAR: D. Juan y Dª Catalina / 1.504

C).- Ratificación por privilegios de reyes o sus representantes de antiguas costumbres: CARCASTILLO: Príncipe de Viana / 1.443 VILLAFRANCA: Príncipe de Viana / 1.443 Mº DE LA OLIVA Declaración de Carcastillo / 1.443 MÉLIDA: D. Francisco Robra y confirmada por D. Juan y Dª Catalina / 1.498 BUÑUEL: Confirmación por sentencia / 1.541 CABANILLAS: Confirmación por sentencia / 1.541

D).- Contrapartida a donaciones económicas hechas a la corona, con motivo de los gastos de la misma: CORELLA: Concesión de Felipe IV / 1.630 MILAGRO: Concesión de Felipe IV / 1.650 SANTACARA: Real Despacho de Felipe IV / 1.664 FUSTIÑANA: Real Despacho de Felipe IV / 1.664 CORTES: Real Despacho de Felipe IV / 1.664 MARCILLA: Real Despacho de Felipe IV / 1.665 PERALTA: Real Despacho de Carlos II / 1.693 FUNES: Real Despacho de Carlos II / 1.693 FALCES: Privilegio de Carlos II / 1.693

En resumen, las entidades congozantes son veintidos: Tudela, Arguedas, Valtierra, Cadreita, Valle de Roncal, Valle de Salazar, Caparroso, Carcastillo, Buñuel, Cabanillas, Mélida, Villafranca, Monasterio de la Oliva, Corella, Milagro, Fustiñana, Santacara, Cortes, Marcilla, Peralta, Funes y Falces.

La Junta del Valle del Roncal la forman los municipios del mismo, que son Isaba, Roncal, Uztarroz, Burgui, Vidángoz, Garde y Urzainqui.

La Junta del Valle de Salazar la forman los municipios del mismo, que son Ochagavía, Oronz, Ezcároz, Sarriés, Güesa, Gallués, Jaurrieta, Esparza de Salazar e Izalzu.

En definitiva, en esta primera época, nos encontramos a unas Bardenas Reales como propiedad del Rey. En ellas disfrutan los pueblos y comunidades que han obtenido privilegios, no de forma gratuita ya que los reyes establecen rentas periódicas y, dichos disfrutes, eran ampliables a terceros. Además los títulos y reconocimientos eran individuales y su contenido no era para todos de igual calado e importancia.

Con la incorporación de Navarra al Reino de Castilla, esta situación de aprovechamientos no sufrió cambios. Únicamente Las Bardenas pasaron de ser patrimonio del Rey de Navarra al de Castilla. En definitiva, no se evidenció ningún cambio en el régimen de usos y disfrutes de las Bardenas Reales, manteniéndose su función recaudadora para el Rey y, como propiedad Real, se secundaban nuevas concesiones a pueblos y villas como contraprestación a ayudas económicas, tal es el caso de Corella (en el año 1.630), Fustiñana (1.664), Santacara (1.664), Cortes (1.664), Milagro (1.650), Marcilla (1.665), o incluso los pueblos y comunidades ya con derechos abonaron diversas cantidades en el año 1.664 para confirmar sus derechos o ampliarlos.

A estos les siguieron Peralta, Funes y Falces, que en el año 1.693 obtuvieron sus derechos previo pago de cantidades al Rey Carlos II.

Con todo lo comentado, se comprueba históricamente como ya, en el siglo XVIII, un elevado número de pueblos tienen derechos diversos sobre este territorio, que se ostentaban mediante títulos o reconocimientos individuales.

En este siglo XVIII, con la muerte del Rey Carlos II de Austria sin descendencia, se desencadena la Guerra de Sucesión entre los Austrias y los Borbones, siendo estos los vencedores; pero al igual que los Austrias, precisaban de medios económicos para atender a sus gastos de guerra. Ante esta necesidad económica, las veintidos entidades que hasta esa fecha tenían privilegios sobre las Bardenas Reales se dirigen al Virrey, presentando y ofreciendo la cantidad de nueve mil pesos en contraprestación a la cesión del goce a perpetuidad y en exclusiva.

Finalmente, serían doce mil reales de ocho la cantidad abonada por los congozantes a cambio de la cesión que el Rey Felipe V concedió mediante Real Cédula de 14 de abril de 1.705, señalando en dicha cédula que, la cesión del goce de las referidas Bardenas Reales es a perpetuo, sin posibilidad de concederse a otras personas y sin que se puedan dar en adelante pagos o rentas por tal goce.

Régimen Jurídico y Administrativo

Podemos decir que la señalada Real Cédula de 14 de abril de 1.705, constituye el final de la configuración de los titulares de derechos sobre Bardenas Reales, de tal forma que, a partir de la misma, se produce una innovación en el marco jurídico existente. Es por ello por lo que nos encontramos con un nuevo título jurídico común para los veintidós Entes congozantes, quienes participan en el pago de la citada cantidad en la forma convenida en común, quedando de esta forma constituida la relación jurídica de cesión entre las partes: por un lado el Rey y por otro, los veintidós congozantes que de forma comunitaria componen la otra parte de relación jurídica, de tal forma que, dicha Real Cédula no concede a cada miembro una parte en función de la cantidad que aporta, sino que son sólo y exclusivamente esos veintidós congozantes, quienes adquieren el goce de forma genérica. Por ello, cada pueblo o entidad congozante, a través de la Comunidad así creada, bien por propia iniciativa bien por la concesión de un único título para todos, tiene no una cuota o parte del derecho, sino una participación en todo el Derecho.

Por lo tanto, con anterioridad a la Real Cédula de Felipe V, (en 1.705) no podemos hablar de la existencia de la Comunidad, máxime cuando sobre un territorio -Las Bardenas- coinciden varios titulares de derechos de diversa índole, calidad y configuración. No existe la Comunidad, ya que cada uno de los pueblos concesionarios se siente único en su posición y en pugna con los restantes. Igualmente, mientras existía la facultad real de hacer nuevas concesiones, resultaría difícil concebir una comunidad ampliable a juicio del monarca. Es pues a partir de la Real Cédula, cuando se produce el cambio jurídico sustancial, quedando fijado el número de Entes titulares del derecho y al ser este derecho ampliado a la totalidad en los aprovechamientos. Al quedar fijado de modo definitivo el número de titulares, éstos poco a poco adquieren mayor conciencia de que las titularidades individuales componen una más amplia que les lleva a defender su derecho frente a los no titulares y, por otro lado, advierten la necesidad de ponerse de acuerdo para llevar a cabo un mejor disfrute del territorio.

Sin duda, es así como en 1.820, se formulan y aprueban las primeras Ordenanzas, sin participación Real, en las cuales se habla ya de la «Comunidad» estableciendo una disciplina entre los «usuarios», una Junta o Comisión como órgano de ella y un inicio de fondos comunes. Estas primeras Ordenanzas serían modificadas con posterioridad en los años 1.836 y 1.840.

Por lo tanto, con la Real Cédula de 1.705, se abre un nuevo período para las Bardenas Reales. El título único para todos será el que a partir de entonces establezca el sistema jurídico de aprovechamiento, título que tal y como señala el Virrey, se establece «hacer gracia y merced a las dichas Comunidades del goce de las referidas Bardenas Reales perpetuamente, y con la calidad de que no comunicará su Majestad el referido goce, ni le dará en adelante a otra Comunidad ni persona particular, habiendo de quedar privativamente para las veinte y dos Comunidades que al presente la tienen».

Por lo tanto, las Entidades Congozantes adquieren unos derechos que están en plenitud del goce de todos los aprovechamientos que sean susceptibles de realizarse en el territorio de Bardenas Reales.

Dicha cesión contenida en la reiterada Real Cédula de 1.705, hecha sin reserva ni condición alguna, de todo el goce, ya que queda por entero, privadamente en manos de los veintidós congozantes a perpetuo y en exclusividad, supone sin ninguna duda la traslación de todo disfrute, con abandono por parte de la Corona, de cuanto integra el dominio en lo privado, quedando tan sólo a su favor aquel «dominium jurisdictionis», de índole Pública, que es inherente a toda autoridad soberana.

Establecida la nueva configuración de derechos sobre las Bardenas, poco a poco, al principio dubitativamente, la Comunidad va perfeccionando sus derechos de tal forma que a la par que amplia los suyos se reducen los del Rey, hasta el extremo de no incluirse las Bardenas Reales en los bienes del Patrimonio Real en la Ley de 1.865 ni en la de 1.876. Tan es así, que en la aprobación de las primeras Ordenanzas de 1.820 y sus posteriores ampliaciones, las elaboran y aprueban los veintidós congozantes sin intervención Real.

La Comunidad así creada es de difícil definición porque entre los vecinos de los pueblos congozantes y éstos como titulares del derecho, deben acoger la idea de la existencia de un igual derecho en favor de cada uno de los veintidós partícipes, objetivándose como un único derecho de total disfrute en favor de la Comunidad compuesta por los veintidós Entes, concepción esta que se aprecia en los redactores de las Ordenanzas de 1.820.

La Comunidad o Junta de Bardenas, su existencia como ente de Derecho Público con personalidad, es muy anterior a la disposición del Fuero Nuevo que la reconoce en su Ley 43. Podemos decir que tal condición, la tuvo la Junta desde el momento que poseyó una organización, con el actuar de sus órganos de forma independiente y autónoma, imponiendo sanciones y tributos reclamables con propia autoridad. Lo característico de esta persona jurídica, es que su existencia viene determinada históricamente por la necesidad de defensa y administración de unos bienes y como fórmula de soporte de la titularidad que ostentan los veintidós Entes congozantes.

La Comunidad así constituida por los veintidós participes congozantes (Arguedas, Buñuel, Cabanillas, Cadreita, Caparroso, Carcastillo, Corella, Cortes,Falces, Funes, Fustiñana, Marcilla, Mélida, Milagro, Monasterio de la Oliva, Peralta, Santacara, Tudela, Valtierra, Valle del Roncal, Valle del Salazar y Villafranca), reseñados aquí por orden alfabético y no de importancia, ya que todos ostentan el mismo derecho dentro de la Comunidad, traducido en un sólo voto para cada congozante con independencia del número de vecinos que representan. Durante el siglo XIX, no sin sobresaltos y reconocimientos imprecisos, se configura como una mancomunidad municipal, harto especial desde su origen y por sus propios miembros, ya que en su seno se encuentran municipios propiamente dichos, otras mancomunidades (las Juntas de los Valles) y un Monasterio. Igualmente, la reserva que estos efectúan a través de la Comunidad en el ejercicio de los aprovechamientos en favor de sus vecinos, supone un reto para los juristas, para realizar su catalogación en cualquiera de las figuras jurídicas existentes. No es este el momento de entrar a valorar las similitudes o diferencias que el régimen jurídico de las Bardenas tiene con el usufructo, la enfiteusis, etc…, tampoco creemos necesario discernir sobre su naturaleza de comunal atípico, baste decir que existen importantes estudios jurídicos que profundizan y detallan estas cuestiones.


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